Psicología Sanitaria – Aura Petre

¿Cómo aprender a cuidarte después del verano?

Cómo aprender a cuidarte después del verano

Septiembre suele ser un mes de comienzos. Tras las vacaciones, muchas personas sienten la motivación de apuntarse al gimnasio, retomar rutinas saludables o incluso empezar proyectos que habían dejado en pausa. Sin embargo, el entusiasmo inicial puede transformarse pronto en presión y frustración si no se acompaña de un verdadero aprendizaje: el de cuidarse de forma integral, escuchando tanto al cuerpo como a la mente.

¿Cómo aprender a cuidarte después del verano?

En este artículo comparto contigo cómo aprender a cuidarte después del verano, integrando hábitos saludables con un enfoque emocional realista.

¿Cómo aprender a cuidarte después del verano?

No se trata de exigirte más, sino de encontrar un equilibrio sostenible que te permita vivir con más calma, energía y bienestar.

Por qué septiembre despierta la necesidad de cuidarnos

El inicio del curso, del trabajo y de nuevas rutinas genera la sensación de “nuevo comienzo”. Queremos compensar excesos del verano, recuperar hábitos y sentir que retomamos el control. Sin embargo, este impulso suele estar cargado de autoexigencia y comparaciones, lo que puede generar estrés en lugar de motivación.

Aprender a cuidarse significa diferenciar entre objetivos realistas y expectativas irreales. También implica reconocer que la salud emocional es tan importante como la física, y que el cuidado personal no debería ser una carrera contra el reloj, sino un proceso de escucha y constancia.

El error de centrarse solo en lo físico

Ir al gimnasio o mejorar la alimentación es positivo, pero si lo hacemos desde la culpa o el castigo por lo que “hemos hecho mal en verano”, el proceso se vuelve insostenible. La clave no está en forzarse, sino en comprender que el bienestar incluye cuerpo, mente y emociones.

Un enfoque exclusivamente físico puede llevar a la frustración. Si no ves resultados inmediatos, aparece el abandono. Por eso, es fundamental incluir la dimensión psicológica: preguntarte qué necesitas, cómo te sientes y qué metas son coherentes contigo.

Hábitos para aprender a cuidarte después del verano

El cuidado personal va más allá de la dieta y el ejercicio. Supone adoptar rutinas que favorezcan el equilibrio interno y la gestión emocional. Aquí tienes algunos pilares básicos:

1. Escuchar a tu cuerpo sin juzgarlo

Tu cuerpo refleja cómo has vivido el verano. Tal vez has descansado más, comido diferente o reducido la actividad física. En lugar de culparte, obsérvalo con amabilidad. Escuchar las señales del cuerpo es el primer paso para cuidarlo.

El autocuidado real surge cuando dejas de pelear con tu cuerpo y empiezas a cooperar con él, respetando su ritmo y sus necesidades.

2. Establecer rutinas progresivas

Septiembre invita a empezar “a tope”, pero esa energía suele agotarse pronto. Es mejor crear rutinas progresivas: comenzar con 2 o 3 días de ejercicio en lugar de 6, ajustar horarios poco a poco y dar tiempo al organismo a adaptarse.

Los pequeños cambios sostenidos tienen más impacto a largo plazo que las transformaciones radicales que generan agotamiento.

3. Diferenciar motivación de autoexigencia

La motivación nace del deseo de estar mejor, la autoexigencia del miedo a no ser suficiente. Pregúntate: ¿quiero cuidarme porque me hace bien o porque me siento obligado? Esta reflexión puede ayudarte a sostener tus decisiones desde la serenidad.

La terapia también es un espacio donde puedes revisar cómo te hablas y cómo esa voz interna condiciona tu relación con el autocuidado.

4. Integrar descanso y desconexión

Cuidarse no significa estar activo todo el tiempo. Dormir bien, tener momentos de desconexión y permitirte espacios de ocio son parte fundamental del equilibrio emocional.

El descanso no es una pérdida de tiempo, sino un recurso para poder dar lo mejor de ti en tus rutinas diarias.

5. Trabajar la gestión emocional

El regreso a la rutina puede despertar estrés, tristeza postvacacional o ansiedad por los cambios. Reconocer estas emociones en lugar de reprimirlas es un acto de autocuidado.

Si notas que el malestar se prolonga o se intensifica, contar con el apoyo de una psicóloga en Alicante puede ayudarte a comprender lo que ocurre y a encontrar herramientas prácticas para gestionarlo.

El papel de la psicología en el autocuidado

La psicología no se limita a tratar problemas graves. También acompaña procesos de cambio, prevención y mejora del bienestar. Acudir a terapia puede ayudarte a entender tus patrones de autoexigencia, fortalecer la autoestima y diseñar una relación más amable contigo mismo.

En este sentido, aprender a cuidarse después del verano no es solo una cuestión de voluntad. A veces necesitamos un acompañamiento que nos recuerde que no se trata de hacerlo perfecto, sino de hacerlo posible.

Cómo mantener el equilibrio en el tiempo

El reto de septiembre no es empezar, sino sostener los cambios en el tiempo. La constancia no surge de la disciplina rígida, sino de integrar hábitos que tengan sentido para ti. La clave está en que tu autocuidado sea flexible y se adapte a tus etapas vitales.

Celebrar los avances pequeños, reconocer tus límites y aprender a parar cuando lo necesitas son prácticas que consolidan el bienestar más que cualquier dieta estricta o entrenamiento extremo.

La opinión de Aura Psicóloga

En mi experiencia como psicóloga en Alicante, septiembre es un mes en el que muchas personas llegan a consulta con la sensación de estar desbordadas por las exigencias del inicio de curso. Mi acompañamiento se centra en transformar esa presión en una oportunidad: aprender a cuidarse no desde la obligación, sino desde el respeto hacia uno mismo.

Trabajamos juntos para que puedas reconocer tus emociones, poner límites realistas y construir hábitos que no solo mejoren tu cuerpo, sino también tu manera de vivirte. Cuidarte de verdad significa aprender a escucharte, sostenerte y darte permiso para disfrutar de tu vida, incluso en las etapas de más cambios.

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